Etimólogram

ABARROTES

Las interminables tiendas de abasto en América mantienen su origen marítimo; abarrotar es cargar un buque hasta la cocina, literalmente, y para eso improvisaban andamios con barrotes de madera para aprovechar todos los huecos posibles. Todos esos productos que llegaban en barco en la época de las colonias se vendían en estas tiendas, que también se conocen como pulperías. En España, curiosamente, se siguen llamando tiendas de ultramarinos.

AGUACATE

Del náhuatl, ahuacatl (testículo). Además de por su forma, a diferencia de otros frutos, los aguacates cuelgan ladeados del árbol en pares, sí. Y si molli es salsa, es fácil saber el origen de la palabra guacamole, ¿no? Los conquistadores españoles lo llamaron aguacata, aunque luego recuperaron la e original. El misterio fue lo del cacahuate que, en el viaje de vuelta, llegó como cacahuete. Mi teoría es que alguien lo escribió mal. Aun así, los portugueses, lingüísticamente, lo hicieron famoso: lo llamaron avocado (del caribeño, avoka) y de ahí pasó al inglés. ¿Y por qué en catalán se dice alvocat? Me pregunto.

ALDABA

No descubro nada a nadie: nuestra lengua (y cultura) tienen un origen árabe evidente. Tenemos más de cuatro mil arabismos y, lo más reconocibles son, efectivamente, los que empieza con el artículo 'al': algarve, almohada, albahaca, alcohol, alacena, alcalde y, entre otros, esta aldaba que veo todos los días al entrar en la casa terrera canaria donde vivo ahora. En su origen tenía forma de lagarto; 'aldaba' significaba, literalmente, "lagarta" (ad-dabba). Hoy, en árabe, cerrojo. En la Edad Media se optó por cabezas mitológicas (con su argolla de rigor en la boca), pero el diseño que triunfó, curiosamente, fue más humano. La manita que golpea la puerta es un símbolo de protección musulmana (y también, judía): la famosa jamsa (o hamsa). Del hebreo 'jámesh', cinco. O sea, los deditos de este talismán hogareño: la mano de Fátima.

AMANECER

La rotación de la tierra es infalible; tarda cuatro minutos en girar un grado. El tránsito del galicino al alba es de dos grados. Hagan las cuentas. El famoso orto (antónimo de ocaso) que, en la visión eurocéntrica, lo asociamos con Oriente, dura ocho minutos. De orto (no del prefijo que tanto juego da en Argentina) "nace" la palabra origen, y eso es interesante en Canarias que no queda claro cómo surgió el poblamiento de las islas de los, quizá, mal llamados aborígenes (si eran imazighen africanos) y si llegaron libremente (y cómo) o se les obligó. Decía esto porque el amanecer (funciona como un reloj), literalmente, significa que se acerca el mañana. De 'manus', mañana. En latín, se entiende. De la familia de permanecer, sí. La paradoja del alba, vaya: amanece pero nada permanece. De ahí, entiendo, la importancia de conocer nuestros orígenes.

AMARANTO

Antos, qué palabra tan bonita. Es flor, en griego. De ahí sale una de mis palabras favoritas: antología. Hoy toca comerme una alegría de amaranto (con miel y esta, con pasas). El amaranto, por si alguien se lo pregunta, es la semilla de una planta y la flor, el famoso bledo. Sí, el bledo. Junto al maíz y el frijol, una planta muy importante para los aztecas. Huautli la llamaban. Cortés y compañía la prohibieron cuando llegaron a México. De hecho, quemaron todas las plantaciones y, si alguien lo consumía, le cortaban las manos. El trigo y la cruz ganaron la partida. ¿La razón? En los rituales hacían figuras del dios Huitzilopochtli, con tzoalli (una masa de amaranto y miel de maguey: el tamal prehispánico) y luego se las comían, según parece, con sangre de niños. Sabiendo que el bledo es rojo, no sé yo... Lo cierto es que lo de la teofagia escandalizó a los conquistadores y, además, entraba en conflicto con el ritual cristiano de la eucaristía, que, en cierto modo, era casi lo mismo. Cambia pan y vino por amaranto y pulque. Pues eso. Que, aunque ahora México sea tan católico (algo que nunca entenderé), el bledo importa, vamos. Aquí, de hecho, se le llama alegría.

ARMÓNICA

La explicación de por qué hay quien lo escribe con hache está en la etimología: del latín harmos, juntar. En eso consiste la armonía (juntar en acordes varias notas). Las notas sueltas (las que silbamos) nos dan la melodía (melos es cantar). Siempre me gustó pensar, eso sí, que el armonicista es tanto el que toca la armónica como el que busca la armonía. Con o sin armónica. Y sí: el amor por esta búsqueda del harmos nos dio la palabra filarmónica, que también sirve para nombrar a este instrumento.

BASURA

El origen de esta palabra que nos preocupa tanto, y no solo por temas ecológicos, es bastante tramposo. Viene del latín 'versura' que podría parecer que está relacionado con verter (que es lo que hacemos), pero no: viene de barrer (lo que deberíamos hacer). De hecho, la basura es, simplemente, "lo que debe ser barrido". Creo que la acepción digital de "correo basura" se ajusta más a su definición, por aquello de barrerlo digitalmente. Es decir, eliminarla. Deberíamos, sí: que el planeta no aguanta mucho, como todo el mundo bien sabe. Y sufre. Me temo.

BIDÉ

Del francés bidet, que significa jaca. El caballito pequeño. Nuestro pony, vaya. El origen equino tiene su sentido. Los franceses lo tenían claro; no hay más que pensar cuál es la postura idónea para usar este artilugio aún presente en muchos baños. Así que, al menos etimológicamente, podríamos usar sin problemas la expresión de montar un bidé, ¿no?

BILLAR

Del francés billard. La confusión etimológica de esta palabra (de donde también sale billarda, por ejemplo) es muy interesante; billa en latín es taco y bille en francés es bola. Un dos en uno en toda regla. No hay consenso, así que... Lo único claro es que hasta el siglo XV se jugaba en el suelo. Desde la época de Cleopatra, muy aficionada, según parece. Lo de jugar sobre una mesa como esta fue idea del ebanista de Luis XI, Henry De Vigne.

BRAILLE

El sustantivo braille, que hace referencia al popular sistema de escritura para ciegos inventado por Louis Braille, se escribe con be minúscula, con elle y en redonda y se pronuncia /bráiye/ o /bráille/, no /bráile/. Vamos, que no suena ninguna ele. Me estuvieron explicando y es un sistema muy interesante. Son solo 64 combinaciones por cada casilla de seis puntos, pero es nada fácil, no. Además, en la cecografía se distinguen las vocales, según lleven o no tilde. Palabra que utilizamos poco, por cierto: cecografía. De 'caecus' (ciego) y grafía. Qué maravilla.

BUNGAVILLA

La conocen como la Pequeña Venecia. No soy muy de comparar, pero sí que tiene un aire, ¿no? El puerto deportivo de Mogán de Gran Canaria es curioso: canales pintorescos, agua atlántica cristalina y buganvillas por doquier en todas las casitas blancas. Es curioso que el nombre de estas plantas, nombradas en honor al navegante francés Bougainville, en México se conozcan como bugambilias, por cierto. Siempre me llamó la atención, la verdad.

CAFÉ

Del árabe, qahwah (bebida estimulante), que también se utilIzaba para nombrar a ciertas bebidas alcohólicas. Por eso, el café se conocía como "el vino de los árabes". De ahí, la palabra pasó luego al turco, "kahveh" y después, al italiano "caffe". Y sí: la región de Kaffa debe su nombre al "qahwah', ya que de allí son originarios los cafetos de donde salía la famosa bebida etíope que usaban los monjes coptos para no quedarse dormidos. En principio, se debería comprar en licorerías. Es curioso que hoy sea la estrella de los desayunos, ¿no?

CALANDRÓN

Lo de que siempre esté nublado en Las Palmas de Gran Canaria tiene sus recompensas: ver el famoso "calandrón" o "escaldachón". O sea, ese efecto óptico tan bíblico que hace que las partículas de polvo del aire parezcan rayos solares colándose entre las nubes. Qué maravilla.

CAJETE

Del náhuatl, "caxitl" (escudilla). Nada que ver con la 'cajeta' (dulce de leche de cabra que se guardaba en pequeñas 'cajas'). Los cajetes son, simplemente, los platos de barro. Si tienen forma de cuenco, tres patas y se utilizan para hacer las salsas ("mulli" en náhuatl) con ayuda del típico mazo de piedra llamado tejolote (de xolotl, 'monstruo' y tetl, 'piedra'), el nombre cambia al término compuesto "molcajete": el famoso mortero indígena donde se preparan cosas tan universales como el maravilloso guacamole, literalmente, 'salsa de aguacate'.

CASQUERÍA

Las antiguas tripicallerías deben su nombre al verbo latino "quassicare", que nos dio el verbo 'cascar' (golpear algo con fuerza). De ahí los famosos duelos y quebrantos que comía Don Quijote. Más allá del mundo doloroso y visceral de hígados, callos, gallinejas, zarajos, sesos, lenguas y demás, que sacan tras "cascar" al animal de turno, las acepciones de este verbo onomatopéyico ya son más mundanas: desde estropear algo ('cascarlo') a masturbarse, en su uso pronominal ('cascársela') y así hasta el fin de nuestros días ('cascarla'). Y sí: cáscara o cascajo también son familia léxica. De ahí sale la desastrosa expresión ir hecho un cascajo o una de mis interjecciones favoritas: ¡cáscaras!

CEMPASÚCHIL

Del náhuatl 'cempohualli' (veinte) y 'xóchitl' (flor). La famosa flor mexicana que adorna calles y altares en la semana de muertos se conoce por estas latitudes como tagetes, en honor al dios etrusco Tages, que se supone que nació de la tierra en forma de enano naranja en Tarquinia y podía leer el futuro. Curiosamente, en América florece en noviembre. En España, en primavera. También se la conoce como clavel chino o rosa de la India. Probablemente, sea de mis palabras favoritas. Con permiso del maíz, puedo asegurar que el olor de esta flor de veinte flores es el más característico de uno de mis países favoritos.

COLONIALISMO

Del latín, 'colonia', de 'colonus' (el habitante que 'cultiva' una nueva tierra). Curiosamente, este sistema de dominio político, imposición lingüística, religiosa y de explotación económica debe su nombre a la creación de colonias... y no al apellido Colón. De hecho, estas poblaciones ocupadas existían muchos siglos antes de la época del famoso conquistador: la ciudad alemana de Colonia, por ejemplo, la llamaron así los romanos en el año 50 d.C. En América no solo existen hoy las llamadas ciudades coloniales de los virreinatos españoles, sino que a los barrios se les llama colonias. Qué cosas.

COMAL

Del náhuatl "comalli" (disco delgado). No solo da nombre a la mítica plancha indígena para cocer tortillas, sino a expresiones como "tener comal y metate (llevarse bien) con todo el mundo", "no la saquen del comal hasta que se haga totopo" (tiempo al tiempo) o la popular "el comal le dijo a la olla" (le dijo la sartén al cazo) que, en este caso, tiene una respuesta "clara": ¡Pero qué tiznada estás!

COMITECO

Variante del español de México que se habla en la ciudad chiapaneca de Comitán (del náhuatl, Ķomitl-tlan, el lugar de las fiebres), la antigua Balún Canán (en maya, "lugar de las nueve estrellas). Además del vocabulario propio, lo más curioso del habla popular comiteca es el uso del vos. ¿Quién dijo que en México no se voseaba? Y sí: también da nombre a la famosa bebida de maguey.

CROTO

Del griego 'croton', 'garrapata'. No por la forma de la planta, sino por la de la semilla. Curiosamente, esta palabra se utiliza en Argentina para nombrar a la gente que vive en la calle. Viene del famoso intendente José Camilo Crotto. En México usan la palabra teporocho (los tés costaban ocho pesos, sí). El croto está emparentado con el ricino (la planta del famoso aceite). De hecho, también se le llama crotón al ricino. Y sigo pensando que algo tendrá que ver con la palabra crypton, escondido. De ahí la famosa criptonita de Superman. Sea como sea, la broma en las floristerías es fácil; si preguntas por su nombre, te dirán que es croto. Palabra curiosa ('scrotum', bolsa de piel) de la familia de escrutar o escrutinio. Todo está conectado.

CHALUPA

La única forma de navegar los impresionantes lagos chiapanecos de Montebello es así: en una chalupa. La mítica embarcación indígena, que da nombre también (por su forma) a uno los manjares poblanos de este tierra del maíz, tiene su origen en el francés (recuerdo que también estuvieron por allí). 'Chaloupe', que a su vez encuentra su origen en el holandés 'sloep', pequeña embarcación. Y tiene gracia porque esa che pensé que vendría del sonido 'tx', tan común por estos lugares.

CHAMARTÍN

La etimología del famoso distrito norteño de Madrid no está clara. Según parece, su nombre se debe a una taberna que había entonces que regentaba un tal Martín. La primera opción es que venga de la expresión "Echa, Martín", que era lo que le pedían los clientes cuando se les vaciaba el chato de vino. Hay quien dice, por otro lado, que el dueño era francés. De ahí, que se conociera el lugar como "La casa de Martín". "Chez Martín", en francés. Pronunciado a la española, se entiende.

CHIAPAS

Del náhautl "tepet-chiapan" de 'tepetl', cerro, 'chi', abajo, 'atl', agua y 'pan', lugar. Esto es, los que viven en el río (Grijalva) debajo del cerro (cañón del Sumidero). Recuerdo que los chiapa o chiapanecas, al verse mermados ante la llegada de los españoles, decidieron lanzarse al río antes que ser capturados. Algo parecido al famoso Atis, Tirma de los últimos aborígenes canarios. Y ahí abajo (chi) es donde "viven", sí. Según parece, como aquí hay muchas semillas de chía, se pensó que de ahí venía también el nombre de uno de mis estados favoritos de México. De la chía. Pero no. Eso sí, no te olvides de la i de Chiapas. Es importante.

CHILE

Del náhuatl, 'chilli' (ají). Nada que ver con el país, del quechua 'chilli' (confín), pese a que hay quien tiene dudas sobre el origen de este topónimo. Desde la onomatopeya mapuche del canto del trile, la palabra quechua 'tchili' (frío), hasta la propia forma del país andino. Sea como sea, en México la variedad de estas bombas de capsaicina es infinita (ancho, chipotle, guajillo, güero, habanero, morrón, poblano, de árbol, seco...), así como la lista de expresiones: "estar a medios chiles" (medio borracho), "hablarle al chile" (sin rodeos), "estar hecho un chile" o "hacer chile con el culo" (estar cabreado) y, por supuesto, la acepción fálica, por similitudes obvias. ¿Qué sería del albur sin el chile?

DÁRSENA

Palabra curiosa del árabe 'dar as-sina'a', #casadelafábrica, de donde sale también #atarazana o #arsenal. A fin de cuentas, en los muelles donde se fabricaban las naves también se guardaban las municiones... y lo que hiciera falta. De hecho, hasta el equipo de fútbol inglés se llama #Ársenal porque nació en una fábrica de armas, ¿no? Yo sigo asociando la palabra #dársena más con autobuses que con yates, eso sí.

Médano

DUNA

La conexión africana de Canarias es evidente. La arena del barranco de Fataga y, sobre todo, la de antiguos moluscos que quedaron pulverizados en polvo finísimo hace posible esta maravilla de la naturaleza en Maspalomas. Pisar descalzo y ver cómo se forman las crestas (por los alisios del noreste) y los barjanes (las de forma de Luna) o cómo cambian las formas del lado de barlovento (donde le da el aire) y el de sotavento es una pasada. Eso sí: más que el término holandés de 'duna', aquí utilizaría mejor médano, que es un sinónimo de duna que utilizamos poco (creo). Del árabe 'maydãn', explanada de arena. Las rizaduras de la arena son increíbles. Casi tanto como el sonido de este lugar y la sensación de estar pisando un desierto sahariano que, según lo cruzas, va cambiando de forma, pese a que quedan ya pocos balancones (así llaman aquí a los arbustos que hay dispersos por estos médanos).

ESCANDIR

Saber que 'escalera' y 'escandir' comparten raíz (skand, trepar) es maravilloso. De ahí que el endecasílabo del poeta de estas escaleras de Moya, Tomás Morales, "Grand Canary: la gente ya comprende", por ejemplo, dure exactamente estos once peldaños. Es más, como has pisado con fuerza el segundo y el sexto tronco, sabes que es un endecasílabo heroico. Mola. Y más cuando te das cuenta de que la palabra 'escándalo' también es de la familia.

ESPEJO

El lugar donde uno se mira. Del latín 'speculum', de 'speco' (mirar) y -culum (lugar). Si mirásemos la hora (de nuestro nacimiento) tendríamos que ir al 'horóscopo', de idéntica raíz. De ahí que si nos observamos en un espejo lo que hacemos, realmente, es 'especular' y, si atendemos al reflejo que nos devuelve, física y metafóricamente, obtendremos una fantástica 'reflexión', ¿no? Confieso que los evito bastante, tanto en casas como, sobre todo, en ascensores. Por suerte, hace años que no necesito montarme en uno. Los de las casas, sí. Y debería quitarme ese miedo irracional, pero me molestan, la verdad.

ESTEPA

Del ruso 'step'. Su homógrafo (el de los arbustos, viene del latín 'stippa'). Así llamaban al desierto siberiano allá por el siglo XVII. Las palabras que vienen del ruso molan bastante: cosmonauta, balalaica, zar, pope, dacha, samovar, cosaco o las curiosas cebellina, duma, isba, uniata y pugromo. ¿Las conoces todas? De todas formas, el término que define a estos eriales gigantescos (típicos de La Mancha), nos ha dado el adjetivo estepario que conectamos literariamente con el famoso título lupino del amigo Hermann Hesse, ¿no?

GANÍMEDES

En el primer edificio de la calle Mayor de Triana de Gran Canaria, del lado del parque San Telmo, está el famoso rapto mitológico de Ganímedes. Zeus, convertido en águila, se encaprichó del jovencísimo Ganímedes y, no solo se lo llevó, sino que fue su amante y copero oficial en el Olimpo. Este mito, por cierto, se creó en su momento para justificar la pedofilia y, sobre todo, la homosexualidad en la Grecia de entonces. Nada que ver con el Ave Fénix (el de las cenizas y la resiliencia, y el típico en los edificios de esta aseguradora española como, por ejemplo, el de la calle Alcalá de Madrid). Vamos, que el águila esculpida ahí arriba es Zeus animalizado, que era su modus operandi en cuestiones de raptos y violencias terrícolas. Lo confieso: me encantan las esculturas políticamente incorrectas. Y más, en un barrio como Triana, tan colonial. (Europa, recuerdo, también surgió de un rapto sexual). Bien por René de Saint-Marceaux. Suya es la escultura y, por culpa de Rodin, hoy en día (me temo) nadie se acuerda de él. ¡Chapó, René!

GAY

¿Sabemos que el origen de la palabra 'gay' no está en el inglés, sino en el occitano? De 'gai', alegre. Del latín 'gaudium', gozo. Sí: de ahí el famoso grito de alegría académica del Gaudeamus igitur. Además del color 'verdegay', nos dio la palabra 'gayar' (el adorno colorístico) y 'gaya' (que utilizamos poco, por cierto) y que, en poesía, gracias al famoso octosílabo de Machado ('maestro del gay-saber'), nos lleva, irremediablemente, a la 'gaya ciencia'. Está claro que las cosas bien hechas tienen que hacerse con alegría, ¿no? (Y si, además, recuerdan al personal en los carteles del orgullo que ti nunca lleva tilde, pues miel sobre hojuelas)

FARO

Del griego 'pharos' (fanal). Así se llamaba la famosa isla de Alejandría donde se erguía la mítica torre de señales egipcia. Más allá de su evidente carga metafórica, me encanta que dé pie a expresiones tan curiosas como la de chupar faros (morirse, en México). La imagen siempre me pareció muy extraña (como la de colgar los tenis o que te cargue el payaso), hasta que descubrí que a la gente que fusilaban en la revolución mexicana, justo antes del disparo fatal, les dejaban fumarse un cigarrillo de la marca Faros, cortesía de los verdugos. De 'faro' tenemos 'farol' (más práctico), 'farola' (más urbana) y modismos como ese de adelante con los faroles, para animar al personal a seguir adelante, pese a las adversidades o el de marcarse un farol (también tirarse o echarse un farol e ir de farol) que tiene su origen en las cartas, parece... y en la picaresca propia de estas tierras, sobre todo. De hecho, de ahí nace el verbo 'farolear' y aquello de meterse a farolero. En camisas de once varas, vaya. Y sí: en América, el farol también es el ojo. Es fácil saber qué pasó cuando en una pela a alguien le apagaron el farol, ¿no?

GARAJE

Del francés 'garage', del verbo 'garer', aparcar. Lo interesante de esta palabra (más allá de que el personal la escriba a la francesa) es que está conectada con la expresión irse al garete. En francés, être égaré significa ir a la deriva. Tal cual. La RAE sostiene, eso sí, que la expresión es de origen incierto. Vaya usted a saber por qué. Aunque lo mejor es lo que pasa en Puerto Rico: los garajes son las gasolineras.

GISTE

Del alemán 'Gischt', espuma. La espuma de la cerveza, sí. La cabeza o corona, para los entendidos. Me encantan las palabras que apenas usamos, pero conocemos de sobra. En Europa hay mucho debate sobre los gistes y, en el caso de España, sobre el arte de tirar la cerveza, ya sea del grifo (lo suyo) o de la propia botella. Este manto de burbujas no es más que dióxido de carbono. Siempre me llamó la atención la cantidad de elementos que desestabilizan los gistes (sobre todo, en cervezas de cebada): desde un vaso mal enjabonado, hasta el efecto de los pintalabios. Truco: enrolla un servilleta de bar, a modo de flecha, y da un golpe seco en el centro y la espuma volverá a su lugar.

'GLISSANDO'

Este adorno musical (en guitarra, con el famoso slide), viene del francés glisser (resbalar) que es, exactamente, lo que hace este tubito de metal o cristal. La imagen de un guitarrista de blues deslizando su botella de whiskey es universal, ¿no? En un piano no tienes más que voltear la mano y recorrer las teclas de izquierda a derecha con los dedos o, más fácil, escuchar lo que hace alguien cuando toca un arpa. El efecto es maravilloso. La polémica lingüística es si el portamento es lo mismo que glissando. Y no: no hay cuórum. Eso sí, al ser término italiano, el plural es glissandi. Un glissando. Dos glissandi.

GOFIO

He aquí la famosa harina azucarada (gūfūw, en amazigh) que define a la perfección la mezcla africana, europea y americana de las Islas Canarias, según sea de cebada, de trigo o de millo (maíz), aquí, en su versión helada. No sé si es lo más típico (con leche es un gran desayuno), pero si existe la expresión de ser más canario que el gofio (el equivalente a ser más mexicano que el nopal) me da que tiene todas las papeletas de serlo. Eso sí: estar hecho un gofio es estar hecho polvo, ¿no? Pues eso. Feliz de investigar y aprender, poco a poco, el maravilloso lenguaje canario.

GUATEMALA

Tener familia chiapaneca tiene sus ventajas. Por ejemplo, poder cruzar los lagos y llegar a la frontera mexicana con su país vecino maya. El origen del término, eso sí, no está en el maya, sino en el náhuatl: 'lugar de muchos árboles'. Origen que comparte con Cuatla, en Morelo. Fue utilizada por primera vez por el conquistador extremeño Pedro de Alvarado en una carta a Cortés, y la explicación está en que así la nombraron los tlaxcaltecas, en su lengua, que, como bien es sabido, se unieron a los españoles en la conquista de México. Aun así, no está claro su origen. Para unos viene de 'Cuahuitimal', el lugar donde se saca el betún amarillo. Otros creen que viene de 'quahtlimallán' (águila cautiva) e incluso de 'guahtezmalhá', cerro de agua. Lo que no me gusta mucho es que haya quedado la expresión de "salir de Guatemala para entrar en Guatepeor", cuyo equivalente español sería de "Málaga a Malagón", ¿no?

HORCHATA

La famosa bebida mediterránea de Alboraya tiene un origen curioso. Al principio era de cebada. De ahí que venga del latín 'hordeāta', de 'hordeum' (cebada). Aun así, en Levante hay un etimología popular diferente. Cuando el antiguo rey de Aragón Jaime I (Jaume el Conqueridor), la probó por primera vez, le preguntaron si eso que bebía era leche de chufa. Que sí que lo era, pero su respuesta fue más allá: "Eso es oro, guapa". Bueno, lo dijo en valenciano. De ahí el nombre: "Aixo es or, xata".


JÍCAMA

Del náhuatl 'xīcamatl' (raíz acuosa, 'atl'). El famoso tubérculo mexicano, primo hermano del yacón ecuatoriano o la aricoma peruana, fue uno de mis descubrimientos favoritos en México. En rodajas, con sal, limón y chile es, quizá, de mis tentempiés favoritos. Y sí, por su forma y significado, comparte etimología con la famosa jícara ('xicalli', vasija de raíz), el cuenquito azteca donde se bebía el chocolate y, hoy en día, el mezcal.

KUMQUAT

Del cantonés, 'kam' (oro) y 'kwat' (naranja). Estas "naranjas doradas", parecidas a los quinotos, son las famosas narnajas enanas de tan solo cuatro diminutos gajos. El término aún no está en el diccionario, pero se escucha mucho y es común verlo escrito en las fruterías. Aunque ya se cultiven aquí, desde siempre se dudó de que pudieran traerlas desde tan lejos. De ahí, la famosa expresión de "venderte naranjas de la China". Eso sí, la más popular sigue siendo la analogía amatoria de "la media naranja". Aun así, mi favorita siempre será la expresión de asombro de ¡naranjas!, ya en desuso; ganaron las ostras, me temo.

LÁPIDA

Del latín 'lapis', piedra, aunque la roca ganó peso y al final ganó la 'petra' (de ahí nuestra piedra) que, en su origen, era roca. De ahí viene la palabra lápiz, claro. Y lapislázuli. Si morías a pedradas en Roma, te 'lapidaban' y de ahí que un sinónimo de petrificar sea la palabra, ya en desuso, 'lapidificar'. Por eso, si decimos algo que, por su profundidad (y concisión) merece ser grabado en piedra habremos dado con una frase lapidaria. De hecho, deberíamos utilizar más el adjetivo lapidoso o lapídeo (de piedra, vaya). Aun así, el lapidario es el que graba las lápidas, pero también el que vende piedras preciosas, ¿no? Sea como sea, si viajas a París hay lápidas que son de visita obligada, como esta del cementerio de Montparnasse.

LE

El origen de esta partícula enfática es muy interesante; nace de la mezcla del complemento indirecto castellano que escuchaban los indígenas en los imperativos de entonces (¡pégale!, ¡dale!) y la interjección nauha "¡cuele!" (¡vámonos!) que, quizá, se escucharían casi simultáneamente. Lo curioso es que, hoy en día, lejos del uso pronominal, no solo se utiliza para construir estos imperativos tan mexicanos (ándale, pásele...), sino para crear interjecciones coloquiales de todo tipo. Desde las de ánimo, asombro aceptación (del adverbio 'ahora' sale el famoso 'órale', que sonaba parecido al andaluz 'ole' u 'olé', que quizá también escucharían los indígenas en boca de los conquistadores), de sorpresa (¡épale!), de burla (¡újule!), de molestia (de 'hijo' o 'jijo' sale 'jíjole', que es un acortamiento de 'hijo de la...') e incluso para añadir un tono más familiar en los saludos (el '¿qué hubo?' pasa a ser ¿quihúbole?') O hasta para decir que que sí, existe la opción 'sale' (nada que ver con salir) o, mejor aún, el 'sale vale' que sería el 'ok' mexicano, ¿no?

MALVARROSA

Detrás de la pirámide de Cholula hay un campo de cempasúchiles (la flor de muertos) por donde suelo pasar en bici a menudo. Ahora, eso sí, está lleno de malvarrosas. Me hizo gracia pensar en la expresión de "estar criando malvas"; justo al lado hay un panteón (cementerio). Y las palabras nos conectan con los lugares. En este, es evidente el recuerdo valenciano del barrio de Malvarrosa, no muy lejos del año que estuve dando un taller de poesía en Valencia, que debe su nombre a esta plantas, por obra y gracia del jardinero Félix Robillard. Aun así, su origen no está en Europa. Por algo, a la malvarrosa se le llama también malva de las Indias, ¿no?

MANDOLINA

Del italiano 'mandolino', diminutivo de mandola. Antigua bandora, de donde sale la palabra bandurria, instrumento de la familia. También se acepta bandolina, por cierto. De ahí la bandola y la bandolera (la correa que sujeta los instrumentos y que nadie tiene con los bandoleros que vienen de los bandos). Las efes de la caja de resonancia, por cierto, inspiran al diseño de las futuras guitarras y, según parece, era la marca de la casa de los luthiers que era de Florencia. De ahí la efe, vaya.

MAR

Del latín neutro 'mare'. Lo de que sea neutro me interesa, ya que es la razón por la que esta palabra tenga género ambiguo; tan válida es la forma masculina como la femenina, sí. Pasa con maratón, lente, linde, pelambre, esperma, reúma, interrogante, bermudas, enzima, casete, dote, antípodas y hasta azúcar, entre otras, o expresiones como rara avis, por ejemplo. Y sí: internet también es de género ambiguo, aunque gane el uso masculino, pese a ser una red. Recuerdo también los curiosos cambios de género en el español de América: sartén o radio allí son masculinos. En el fondo, me encantaría que todas las palabras fueran ambiguas. Eso pensaba. Como mar.

MEMELA

Del náhuatl 'tlaxcalmimilli". Esta tortilla (tlaxcal) larga (mimilli) es, probablemente, el desayuno mexicano por excelencia: tortillas de maíz hechas a mano, manteca, chicharrones (piel de cerdo frita), champiñones, cebolla, salsa de molcajete roja y verde (bandera), queso y quesillo. Probablemente, el mejor desayuno prehispánico de toda la galaxia.

MERIDIANO

Literalmente, en la mitad ('medius') del día ('dies'). De ahí que la luz 'meridiana' sea la más clara del día. Es más: cuando un razonamiento está perfectamente argumentado (sin sombras) hablamos de 'claridad meridiana'. Eso sí, cuando llegué el meridano de Greenwhich (parada obligatoria en tierras inglesas) mucha luz no había, aunque saqué en claro que llevaba pronunciado mal esta palabra toda la vida: es /grénich/, curiosamente. El inglés y su pronunciación tan caprichosa. Poco meridiana, vaya.

METRO

Nada que ver con "metron" (medidas). El nombre de este transporte urbano subterráneo viene de "méter" (madre, en griego). Es un acortamiento de #metropolitano. Sí, la metrópolis era la "ciudad madre". El Metro, pues, sería el "tren madre". (Como ocurre con matrícula en México, por ejemplo, que es el "documento madre"). De hecho, ahora que lo pienso, es una pena que no haya funcionado nunca el apócope metropo.

MÉXICO

Del náhautl, "Mexitli", de metztli (Luna), xictli (ombligo) y -co (lugar). El ombligo de la luna. Eso significa México. Y con equis, sí. Lo de escribirlo con jota fue una propuesta de la RAE en su versión de 1815, en plena independencia mexicana. Y así se marcó la diferencia en España hasta hace bien poco. Por suerte, ya se aceptó y respetó su etimología indígena. ¡Viva la equis, cabrones!

MINGITORIO

El lugar donde se escribe, escritorio. Donde se trabaja, el laboratorio. Donde se escucha, auditorio. Hasta la muerte tiene su lugar en el tanatorio. También tenía que haber un sitio para mear (en latín vulgar, 'mingere'), ¿no? En España se opta por el término urinario y me hace gracia pensar en dónde ponemos el foco de interés para construir este término: ¿en la acción de mear o en la orina? Me parece más precisa la opción americana, ya que la palabra se refiere al lugar donde realizas la acción (mingere). Si pienso en el lugar donde está la orina, pienso más en riñones que en retretes, la verdad. Otra palabra con origen curioso: viene del occitano 'retret', alejado. La letrina, por otro lado, es más sucia y colectiva, pese a que tenga la palabra lavar en su origen. Etimológicamente, eso sí, la más interesante es escusado (era un lugar retirado también), pero se le añadió en el camino la equis (excusado), por su conexión con excusarse. Los protocolos escatológicos, sí.

MOCHARSE

Me encanta le expresión "Ponte la del Puebla". Es decir, móchate. Que no seas tacaño e invites al personal, vaya. Mochar es cortar, dividir. En este caso, el dinero. Otra variante mexicana es la expresión chavorruca (viejuna) de "Mochila para los cuadernos". Que invites (móchate) a los cuates/cuadernos (amigos). De ahí también el uso despectivo de mocho o mocha: alguien mojigato, que se "corta" mucho en lo social por temas religiosos y que suele aplicarse a la gente conservadora poblana. Aquí, lo de ponerse la del Puebla se acompaña con el gesto de la mano cruzando el pecho, justo como indica la equipación del equipo local: la franja azul de la playera (camiseta) del Puebla. También me gusta ver las rivalidades del futbolito (para mí, futbolín). Aquí, juega el Puebla contra el Toluca. Vaya usted a saber por qué.

MOLE

Del náhautl, molli (salsa). La marca de la casa de Puebla: una mezcla explosiva de chiles, chipotle, chocolate amargo, jitomate, plátano, nueces, almendras, canela, cebolla, perejil, ajo y el toque final de ajonjolí. Por algo se dice que algo es "su mero mole" (el número uno) o lo de "darle a alguien en su mole" (congeniar), aunque la más conocida es, sin duda, la expresión para dar ánimo al personal: ¡a darle... que es mole de olla! Pues eso.

NINOT

Palabra valenciana para 'muñeco' (de 'nin', niño y el sufijo despectivo '-ot', equivalente al '-ote' castellano de, por ejemplo, Don Quijote). Hasta la fecha, estas caricaturas gigantes de políticos y gente de la farándula se asociaban con las fallas valencianas (del latín, 'fácula', antorcha). Ahora también con el arte contemporáneo y la provocación artística. Este de cuatro metro y medio del rey Felipe VI de España vi en Arco costaba 200 000 euros. Tiene gracia, eso sí, que elijan un tipo que ya de por sí es gigante: mide 1,98. Como Michael Jordan, vamos. Que lo hayan rociado de la misma colonia de Hugo Boss que usa el monarca tiene su gracia y, sobre todo, que quien lo compre tendrá que quemarlo en un plazo máximo de un año, también. Al final, nadie picó y tuvo que guardarse en un almacén. Había, eso sí, una galería italiana interesada en la pieza, pero perdí la pista. Quién sabe.

NORIA

Al ver el London Eye me acordé del origen de esta palabra, que, con el tiempo, perdió su vocal original: anoria. Viene de árabe 'na'urah', crujir. Ese era el ruido que hacían estar ruedas, en su origen, cuando los baldes golpean el agua. Ya no se utiliza tanto para sacar el agua de los pozos y los ruidos suelen ser más humanos. Aquí en Londres, como en Chicago, Singapur o, por qué, Puebla, son ya símbolos de la ciudad. Eso sí, que esta esté junto al agua me parece un acierto etimológico. Lo de que no suene, ya no tanto.

NORAY

Muy fan de palabras que designan conceptos muy conocidas, pero que no sabemos nombrar. El famoso bolardo naútico con forma de seta tiene nombre: 'noray' o 'bita', aunque la palabra más usada es la primera. Y, como tantas otras palabras marinas, es de origen incierto. Ahí están trancanil, silgar, múcara, escobén, popel, grátil y algunas más conocidas como escotilla o malecón. Todas, de etimología incierta. Eso sí, me encanta que tenga doble plural (norayes o noráis) como, por ejemplo, coy (coyes o cois) o estay (estayes o estáis) que, ahora que caigo, también son de mar.

NYLON

Pese a que la Academia solo acepte las opciones "nilón" y "nailon", siempre he pensado que se debería dejar tal cual el nombre de este multifacético polímero sintético con el que se crearon en los años treinta desde cepillos de dientes (su primer uso) o medias, hasta paracaídas (su uso más rentable) o cuerdas de guitarra. Dicen que Wallace Carothers (al que se le ocurrió la idea) no sabía qué nombre ponerle y, al ver las hojas de envíos de Nueva York (NY) a Londres (LON), encontró de rebote lo que buscaba. Además, coincidía con las inciales de las mujeres del equipo de inventores: Norma, Yolanda, Laura, Olaya y Natalia. De ahí que la "y" sea importante. Pienso.

OULIPO

Uno de mis términos (y conceptos literarios) favoritos. El transgresor Taller de Poesía Potencial. De ahí sale el acrónimo que da nombre a esta movimiento tan inspirador: Ouvroir de littérature potentielle. Las locuras francesas de los años sesenta dieron lugar a propuestas divertidísimas donde la literatura y las matemáticas, con ayuda de la patafísica y el surrealismo, dieron lugar a obra como esta de Georges Perec que encontré por dos euros en el Rastro de Madrid. En los talleres de poesía siempre dedicamos alguna sesión a hacer juego oulipanos: el mejor antídoto contra la tramposa metáfora de la hoja en blanco.

OXXO

La curiosidad fónica del nombre de estas míticas tiendas mexicanas está en cómo se decidió leer el símbolo del porcentaje que da nombre a este marca (%). La equis mexicana, recuerdo, tiene cuatro pronunciaciones distintas: Oaxaca (j), Xochimilco (s), Xola (sh) y taxi (ks). Ganó la última. De ahí que se diga "Okso".

PALMERA

Me encanta la gente que cuenta cosas. Por ejemplo, en Canarias hay 555 731 palmeras. 1350, datileras. El resto, canarias. Y donde más hay es, claro, en esta isla: 176 430, hasta la fecha. La conexión de esta palabra con nuestra anatomía táctil es clara, aunque aquí hay varias acepciones. Por ejemplo, un 'palmero' no tiene por qué tener ritmo aquí, sino haber nacido en La Palma. O 'palmerada', que en Canarias es un sinónimo que desconocía de melancolía. Y ahora no pienso en 'palmarés' (el reparto de 'palmas' clasificatorias) o en 'palmatorias' (la educación ya cambió), sino en una de la que no hablamos mucho: #palmar. Sí, cuando alguien la palma, la manita se suelta y queda mirando hacia arriba. De ahí viene. Vamos, que aquí si a un palmero le entra la palmerada, más que llevarse la palma, quizá pueda palmarla. En eso pensaba ahora.

PETANCA

Del provenzal pés (pies), tancats (juntos, cerrados). Desconozco las reglas de este juego, pero una de ellas es evidente y está en el origen del término, ¿no? Si el foco lo ponemos en las manos (en lo que se lanza), tendremos la variante americana: el boliche. Este juego tiene un larga tradición y unas reglas más estrictas de lo que se puede pensar a primera vista. Por algo, en breve será deporte olímpico. Tiempo al tiempo. En la Provenza francesa, eso sí, es conocida la leyenda de Fanny, la diosa de la petanca. El que pierde tiene que arrodillarse y besarle las nalgas. O, al menos, eso me contaron estos señores franceses de la foto. Quién sabe. Eso sí: si juegan, no hay quien les mueva los pies.

PIÑATA

Del italiano "pignatta", a su vez del latín "pinea" (piña) y el sufijo -ata (con forma de). Estas vasijas de barro "apiñadas" las trajo Marco Polo de China a Europa y de ahí, a México, donde sirvieron a los conquistadores españoles para evangelizar al personal: los siete picos "capitales", las tentaciones "colorísticas" del papel maché y el premio celestial, en forma de dulces, si conseguían partirla a garrotazos. Normal que cuando la golpean canten eso de "dale, dale, dale, no pierdas el tino". Y parece que no lo perdieron; hoy en día, México es de los países más católicos del mundo. Vaya tela. Eso sí, hay otra explicación que cuestiona el origen colonial. Al parecer, por las fechas navideñas cristianas, en México también se celebran las fiestas en honor a Huitzilpochtli, el dios de la guerra. Según parece, fabrican ollas de barro muy parecidos que rompían con palos para liberar las ofrendas que había en el interior.

PIRULÍ

MADRID. Derivado de 'pirulo', de 'perinola', palabra de origen onomatopéyico; 'pirn' es el sonido de las 'peonzas' cuando giran. Se supone. Aunque la palabra haga referencia a los míticos caramelos de palo, en Madrid esta palabra no es solo cónica, sino icónica; es como se conoce popularmente a la madrileña Torrespaña. Aunque la RAE tampoco la acepte (solo incluye la voz 'pirulo' como sinónimo de 'botijo' y no, la expresión coloquial darse un pirulo), la divertida locución verbal hacer una pirula la usan mucho por aquí. Especialmente, los conductores ansiosos que no respetan las señales. Por suerte, ya casi nadie se despide con la expresión de Pirulí que te vi, variación del musical Tararí que te vi. ¿O sí?

PISCOLABIS

Hay palabras que poseen etimologías fantásticas y, de tan evidentes que son, pasan desapercibidas. Unas de ellas es esta y que me hizo gracia encontrar en una 'bocacalle' canaria. Sí: esta es también palabra compuesta. En este caso, la mezcla de 'pizco' (pedacito) y 'labios' (donde suele acabar ese antojito). Si alguien me pregunta por qué la RAE dice que es de origen incierto, no tengo respuesta. Eso sí: en la definición refleja su origen aristocrático; este aperitivo burgués, típico de los eventos sociales del XIX, tenía una finalidad más protocolaria que alimenticia. De hecho, quizá ahí está también la gracia: que al final la porción de comida se queda en los labios y no llega nunca al estómago. Curioso.

PLÁTANO

No solo me encantan los plátanos, sino que me parece la fruta más filosófica. Es una broma etimológica, pero tiene su gracia. Al menos, a mí me lo parece. La palabra viene del griego 'platos', ancho. En este caso porque el tamaño de los árboles. En el caso griego, porque era el apodo del famoso filósofo (y así se quedó): Platón. Lo de la cuidar mente y cuerpo, ya saben. Sí: estaba cachas el amigo. Los platos, por definición, son anchos. Y los platós también, claro. Vamos, que no es broma: existe conexión entre el plátano y lo platónico. Eso sí: a veces fantaseo con la idea de darle otros usos, porque cada vez soporto menos los sonidos de los teléfonos en el tren. Dicho queda.

PONCHO

La etimología de esta maravillosa prenda no está clara. O del quechua 'punchu' (manta) o, la más interesante, 'punchaw' (día), porque el sol te ilumina cuando sacas la cabeza por su cuello... y se esconde, al atardecer, cuando te lo quitas. Quizá por eso se diga en América que el poncho es "el sol de los pobres". En Chile, eso sí, a nadie "se le pisa el poncho" y en Perú, por ejemplo, conviene "llevarlo puesto" en las relaciones sexuales. Sí: así llaman coloquialmente al preservativo.

PUENTE

Pasear cerca del Puente de la Torre de Londres es hacer un viaje hacia al pasado y, en mi caso, lingüístico, ya que puente fue en su origen palabra femenina. De ahí quedan términos como 'puentecilla' o lugares como Pontevedra (la puente vieja) y expresiones como hacer la puente de plata a alguien (en femenino), que es facilitarle el camino. De hecho, en sánscrito, "panta" es camino. Y a su vez, en griego el mar era el 'pontos', porque era el que unía culturas. Eso sí: el que hacía los puentes (los de Roma, por ejemplo), etimológica y simbólicamente, es el 'pontífice", aunque, a veces, sean de muros que de puentes, la verdad. Pues eso.

PULQUE

El nombre de la tradicional bebida tolteca de aguamiel de maguey fermentado tiene un origen curioso. Su nombre original en náhautl es "ixtac octli" (licor blanco). Los españoles lo entendieron mal y se pensaron que el "octli poliuhqui" (el licor demasiado fermentado que no valía) era el nombre de la bebida y confundieron el adjetivo (poliuhqui, podrido) por el sustantivo (octli, licor). De ahí que el famoso néctar de los dioses (en náhuatl, "meoctli"), etimológicamente, esté "podrido". Y no, el pulque está riquísimo. Mejor dicho, el meoctli.

RISCO

En Las Palmas, los riscos son importantes y explican gráficamente cómo vivían los aborígenes antes de la conquista. El de San Nicolás es importante: es el más poblado (más de cuatro mil personas), el más icónico (por las casas terreras tan coloridas que se ven desde los barrios ricos) y el más antiguo: siglo XVII. Esta semana estoy durmiendo por aquí y me hizo gracia pensar, mientras subía una cuesta interminable, que la palabra que define estos peñascos tan típicos de la isla (risco viene de resecare, recortar) no conecta tanto con lo duro (aunque aquí exista la expresión de ser o estar más duro que un risco), sino con el riesgo; se supone que es un barrio peligroso.

SEMÁFORO

Si hay una palabra que defina a una ciudad como Nueva York es el movimiento. Justo esperando a cruzar una calle en el maravilloso barrio de Harlem, me di cuenta de la etimología de una palabra que, de tan común, nunca la había pensado. Y esas que su composición es muy literaria: de 'sema' (señal) y el verbo 'pherein', que tiene que ver con el movimiento y está en palabras tan importantes como 'metáfora': el viaje entre un término y otro que, en su momento, dio nombre a los autobuses en Grecia. Así, el semáforo sería el encargado de las señales que hacen que nos movamos. El que nos mueve lejos, eso sí, sería el 'teleférico". Pero podemos mover muchas cosas. Si es la luz (phos, en griego) solo necesitamos un 'fósforo', aunque lo mejor, en espera de que cambie la 'sema' de color es sentirse feliz de moverse. Mejor aún: eufórico. La euforia es eso: lo que te lleva hacia lo bueno. Pues eso.

SOPE

Del náhuatl "zopitl" (picado). Las famosas picaditas, antojitos prehispánicos de primer nivel: pequeñas tortillas gruesas de maíz con un poquito de lechuga, para variar. Me llamó la atención que, pese a ser tan enanas, tardo bastante en comerlas. ¿Será por la expresión mexicano de ser un sope? O sea, lento. Tonto, también. Evidentemente no, aunque es inevitable pensar en la expresión con lo ser un zopenco. Pronunciado con seseo. Que esa es otra: zope, al menos en América, es otra cosa y bastante alejada de los sopes, que están riquísimos. Amarrar el zope, con zeta, es vomitar, sí. Y si es ocurra quizá puedas utilizar la interjección que escuché el otro día de ¡sopas!

SOTANA

Viene del latín 'subtāna', de 'subtus' (debajo), pero este atuendo medieval, cuyos colores varían según el grado de prelatura, no se lleva debajo de nada. Es justo al revés; se lleva encima de la ropa. La sotana (veo últimamente muchas en el Metro) es lo que está debajo de los ornamentos litúrgicos. Lo curioso es que, salvo el alzacuellos, la cruz pectoral y quizá el solideo, juraría que los complementos se llevan encima de roquetes, sobrepellices, estolas, casullas, albas, túnicas y así, porque encima de una sotana no se ponen paños ni cíngulos, ¿no? Investigaré, de todas formas.

TALABARTERÍA

El origen del término no está claro. O bien del latín "tellum" (espada) y "balteus" (cinturón) o del occitano antiguo, "talabart" (pavés, el escudo que también llevaban en el cinturón, sí). Sea cual sea el origen, cada vez quedan menos talabarteros. Incluso los propios talleres donde esta gente trabaja el cuero y los correajes de caballería hoy se conocen más como guarnicionerías y ellos, guarnicioneros.

TAMAL

Del náhuatl "tamalli" (envuelto). Masa de maíz envuelta en su propia hoja o en la del plátano y relleno de carne, salsa, dulce... Lo que haga falta. La variedad de sabores es infinita en América pero, sobre todo, en México. Por algo son de aquí. Por azares de la vida, estuve un tiempo dando clases de escritura a redactores de publicidad en agencia muy conocida de México. Propuse una broma lingüística y al final acabó como eslogan de una campaña. Resulta que una pollería mítica de Puebla querían vender tamales el día de la Candelaria (al que le toca el Niño Dios en la rosca de Reyes tiene que invitar a tamales este día) y, cuando vi escrito lo de 'Este pollo no es tamal" me estuve riendo varios días sin parar, la verdad. Hay muchas expresiones con esta palabra. Mi favorita: "hacer a alguien de chivo los tamales". Defraudar o, sobre todo, ser infiel. Poner los cuernos. O el cuerno, que aquí es (curiosamente) singular.

TAMARAGUA

¡Tamaragua, Guanarteme! Por ahora, creo que uno de mis barrios favoritos de Las Palmas es el de Guanarteme, en el puerto de Las Canteras. Aquí, bajo el mural de Mara González, la "voz de Canarias". Una obra de siete metros de veintidós mil piezas de gresite (si amplías la foto, verás las cerámicas de gres), hecho por los vecinos del barrio. El caso es que su programa radiofónico más conocido se llamaba "¡Tamaragua, buenos días!" y me hace gracia, porque justo ayer leí la explicación de este saludo en "La historia de las siete islas de Canaria", de Tomás Arias Marín de Cubas. Eso sí: aquí, guanarteme (hijo de Artemi, el rey de los indígenas canarios) viene de Tenesor Semidán, que fue el último guanarteme. Su historia es compleja: se convirtió al cristianismo y, ya bautizado como Fernando Guanarteme, se cambió de bando y ayudó a los conquistadores castellanos, aquí y en Tenerife. Muy popular no es, lógicamente. Si esto fuera México sería, algo así, como un especie de Moctezuma tlaxcalteca. Aun así, no para todos fue un traidor; para algunos fue el Boabdil canario, por evitar una masacre irremediable. No sé yo. El barrio al que da nombre, eso sí, es una pasada. Y, por lo que veo, el protagonismo se lo lleva Mara. Bien.

TAMARINDO

Del árabe 'tmar' (dátil) e hindī (indio). Curiosamente el fruto de este árbol (de mis sabores favoritos, en agua o en dulces), lo trajeron a América los españoles desde las costas africanas del Océano Índico (no viene de la India, vaya) y hoy apenas se conoce ni consume en España. Por su color y forma, a los agentes de tránsito en México se les llama "tamarindos", pese a que su uniforme ya no sea café, eso sí. Los únicos que mantienen su color son los "naranjitas"; los de la limpieza

TAQUILLA

Diminutivo del árabe 'taca' (alacena o armario pequeño), a su vez del persa 'tāq' (nuestra 'ventana', del latín 'ventus', viento). Sirve, evidentemente, para guardar cualquier cosa: de ropa o libros, hasta billetes o dinero, claro. De ahí viene 'taquillón' (el mueble), 'taquillazo' (cuando se vacía la taquilla) o el verbo chileno 'taquillar' (buscar popularidad). Al venir de 'taca', pensé que tenía relación con 'tacataca' y 'taque' (voces onomatopéyicas), pataca' (la moneda) y 'butaca', pero no. De hecho, esta última viene de 'putaca', que significa 'asiento' en cumanagoto, lengua indígena venezolana ya desaparecida a la que debemos palabras tan geniales como 'arepa' (maíz). Podíamos haber usado la palabra 'tiquetería', pero la importancia aquí se la damos al lugar, en vez de a lo que se guarda, ya que, evidentemente, lo 'guardado' dura poco.

TERRERO

Esta mañana, por azar, me topé con un 'terrero', que es como se llama el lugar donde se celebra la lucha canaria. Como era de esperar, el origen del deporte rey insular también es polémico. Aun así, y con permiso de los luchadores leoneses, la explicación más coherente es que su procedencia sea norteafricana; era algo común en las fiestas de los imazighen (el plural de amazigh) quienes, no solo fueron los que habitaban las islas antes de la llegada de los conquistadores, sino que siguen siendo conocidos, tristemente, por el término peyorativo de bereberes (palabra derivada de bárbaro, de la onomatopeya 'bar', a través de la burla romana sobre el idioma de los, para ellos, extranjeros). Que no sé mucho de lucha, pero sí que la gracia es tumbar al otro sin violencia (lo que llaman garras, que son las técnicas de agarre) y que lo practicaban (y practican) tanto mujeres como hombres, sin importar la edad, por ejemplo. Y que aquí no se compite, se 'brega'. El entrenador es el 'mandador'. Y el luchador estrella, con su 'arriote' (el fajín que llevan) es el 'pollo', aunque el que derriba siempre y decide la 'luchada' es el 'puntal'. De ahí la expresión de que "una vez cae el puntal, la lucha está perdida".

TENAM

Del náhuatl 'tenamitl', muro de piedra. La ele del final no suena y la te se pronuncia con intención de che. Algo parecido a tenámich. Lo curioso es que se parece mucho a la palabra besar, que en náhuatl es 'tennamiqui'. Podría haber conexión, aunque no comparten raíz, la verdad. De ahí sale la palabra 'tenamaste' (que, vaya usted a saber por qué, sí recoge el diccionario español, pero no el mexicano), que son las tres piedras que forman el fogón donde se coloca por aquí la olla caliente. Eso sí, si el muro no es de piedras, se usa la palabra 'tepantli', que hoy en día es sinónimo de pared. El caso es que Tenam Puente (literalmente, el Muro Puente) es una de las zonas arqueológicas mayas más importantes de Chiapas por su posición estratégica, muy cerquita de la frontera con Guatemala, en la descomunal carretera Panamericana: empieza en Chile y termina en Alaska. Este lugar, no muy lejos de Comitán, es increíble y una visita obligada por estas tierras. Las fronteras y los muros, qué binomio tan delicado pero, tristemente, tan representativo de las geopolítica americana. Y mundial, vamos.

TEROR

Dicen que es uno de los pueblos más bonitos de Gran Canaria. Y sí. De vuelta ya al norte, sorprende encontrarse un lugar como este, cuyo nombre tiene una conexión obvia con la lengua tuareg (de turâr, colina). Famoso por sus chorizos (cremosos, tipo sobrasada) y su arquitectura colorística colonial (la colección de balcones típicos es una pasada) es un lugar... muy canario. Todo gira en torno a la virgen del Pino (nombre común aquí, y que me recuerda a la segunda novela de Laforet que leí hace poco) y, curiosamente, a Teresa Rodríguez del Toro, la mujer de Simón Bolívar. Creció aquí, se conocieron en Madrid a principios del XIX y, al poco de llegar a Caracas, murió de paludismo. Queda la plaza en su nombre, aunque no le tocó cabezón: ese se lo quedó el venezolano que, según parece, llevó regular su viudez. La conexión bolivariana es evidente, ¿no?

TINACO

Con permiso del infinito entramado de cables que hay por las calles, los #tinacos son, probablemente, las imágenes más características de México. Si bien es cierto que en Panamá y Colombia ocupan esta palabra como sinónimo de 'contenedor de basura' (por la marca más conocida allí que es Tin & Co), aquí, y en Centroamérica, su origen está en la palabra 'tina' (eso son estos depósitos de agua que se ven en las azoteas de las casas) y en el sufijo -aco, pero no por su uso despectivo (eso pensaba), sino que (y esto lo curioso y la mezcla maravillosa de idiomas) viene del náhuatl -ahco, que significa arriba. Literalmente, “la tina que está en lo alto”. Por eso me gusta tanto el español de México.

TLAPALERÍA

Del náhuatl, tlapalli (colores). Las ferreterías (lugares donde se venden, literalmente, cosas de"hierro") mantienen en México este nombre, ya que antes aquí se vendían solo pinturas. Curiosamente, la RAE dice que tlapalli significa "líquido de fuego", pero es un origen inventado, a pesar de que hubiera sido una etimología muy interesante. Las tlapalerías se llaman así por ser lugares de venta de "colores". De ahí que el tlapalero o la tlapalera sea la persona que, literalmente, vende pinturas... aunque luego lo que te venda sean tornillos.

TOMATE

Del náhautl, 'tómatl', contracción de 'tomahuac' (gordura) y 'atl' (agua), como en chocolate ('xoco', amargo) fue todo un descubrimiento para los conquistadores españoles. Los verdes, #tomates. Los pequeñitos, #miltomates (los de la milpa, 'milli"). Los rojos, #jitomates. Y su etimología también es maravillosa; se le añade la palabra 'xictli' (ombligo, como en México) y nos queda la palabra 'xictomatl', que sería algo así como "ombligo gordo de agua".

TORRIJA

Derivación de 'torrar', del latín 'torrere'. De la misma familia tenemos adjetivos tan calurosos como 'tórrido' o 'torrado', según sea un 'romance' o un 'garbanzo'. Lo mismo pasa con el 'torrezno', si hablamos de tocino frito. Otra palabra, que casi siempre aparece como de origen incierto, es 'turrón'. Que se lo pregunten a los 'tostadores' que se encargan de las almendras. Además, 'tostar' también viene de 'turrar', así que blanco... y de Xixona. Expresiones no hay muchas, salvo el albur castellano de quejarse de ese calor que te torra, por la tonta polisemia mamaria. Pues eso. Que qué ricas las primas hermanas peninsulares de las tostadas francesas (pan francés, en México). Y paro ya, que ya estoy por aquí otra vez dando la 'turra', la 'tabarra'. El 'tostón', vaya.

TULIPÁN

El idioma turco nos ha dado un montón de palabras. De las curiosas bocací, corbacho, serasquier, yatagán y caracal, hasta las maravillosas turcople o espahí. Y, por supuesto, las más conocidas: yogur, caviar, sultán, kiosco, zapato y, sobre todo, turbante ('tülbent', en turco). Justo de ahí nace el nombre de esta planta cuya flor (cuando está cerrada, se entiende) tiene la forma del famoso tocado oriental. Ramos de turbantes, sí. Qué maravilla.

UKELE

La etimología de este popular instrumento de cuerda pulsada, primo pequeño de la guitarra, es de mis favoritas: viene del hawaiano "uke" (pulga) y el verbo "lele" (saltar). Sí, la "pulga saltarina". Se supone que la imagen se inspira en la forma de tocarla. Los dedos saltan como pulgas, vamos. Y me quedé pensando qué otras palabras proceden del hawaiano. Más allá de 'hula-hula' (también, 'hulahúla") o algún gentilicio como 'canaco' (de 'kanak', autóctono), solo me viene a la cabeza el 'noni', árbol de donde sale un brebaje no apta para nauseabundos. Comprado.

VALLECAS

Mi hogar durante un año y medio en el último año que estuve en Madrid. Los atardeceres en las famosas Tetas son increíbles. La etimología real, según parece, y así lo explicó Fernando de los Ríos, está en "Egas", el apellido del dueño de una alquería de este antiguo valle. La explicación popular (y viene muy bien para los que mantienen la ka reivindicativa en el nombre) está en la época de la Reconquista. Un tal Kas huyó de los cristianos y se hizo fuerte aquí, cerca del Manzanares, en un valle que, según cuenta la leyenda, acabó llamándose en su honor. De ser así, el barrio de Villa de Vallecas sería la villa del valle de Kas, ¿no?

VEXILOLOGÍA

Ahora que están de moda las banderas (del gótico 'bandwo', banda), quizá empiece a sonar esta palabra. Del latín vexillum' (estandarte), hace referencia al estudio de las telas simbólicas que representan, literalmente, a cada 'bando'. Sus formas, colores e historias, básicamente. Más allá del léxico marino y militar (de ahí viene la palabra), tenemos un montón de expresiones como estar un lugar hasta la bandera (completo), hacer bandera de algo (reivindicarlo), a banderas desplegadas (hacer algo con insistencia), el adjetivo banderizo (fogoso y alborotado) y el curioso contraste entre bajar la bandera (poner en marcha el contador de un taxi) y levantar bandera, lo que hacen los influenciadores por estas redes. Y sí, me da que pronto nacerán los términos banderofilia y banderofobia. O mejor dicho: vexilofilia y vexilofobia. Tiempo al tiempo.

VERMÚ

En España (Madrid y Barcelona, sobre todo) hay mucha cultura del vermú. Es más: la expresión "ir o quedar para tomar el vermú" es un sinónimo de "ir a tomar un aperitivo", bebas o no este vino de hierbas amargo. La palabra, como muchas relacionadas con el alcohol (giste, por ejemplo) viene del alemán. En este caso, de 'Wermut', ajenjo. Aun así, en Europa llegó de Italia (el rojo) y de Francia (el blanco). Su origen, eso sí, está en en el Antiguo Egipto (con fines medicinales) y en la Antigua Grecia (con fines filosóficos). El llamado 'vino hipocrático' está conectado con la absenta: la hierba en cuestión que da el sabor tan característico es el ajenjo, cuyo origen está en el latín: el absinthium (la absenta) que literalmente significa "lo no bebible". Tiene gracia, por lo de ir de vermú y acabar tomando cañas, ¿no?

VINILO

Del latín 'vinum'. Sí: viene de 'vino' y el sufijo '-ilo' (del griego 'hyle', materia). La palabra se la debemos al químico alemán Hermann Kolbe que, a mediados del siglo XIX dio con la fórmula química del Vinyl. Tanto los heredados (sobre todo, de mi hermano), como todos los que he ido comprando a lo largo de mi vida (la mayoría de segunda mano) me han hecho tener una colección bastante amplia. Eso sí, lo de guardarlos ya es más complicado (desde hace años no tengo residencia fija) y ahí lo tengo custodiados en la casa donde está ahora mi madre. En algún momento, tendré que ver qué hago con ellos, porque viajar con vinilos no es una opción. Siempre me hizo gracia, eso sí, la relación de los discos con el alcohol: tanto para su limpieza, como para su disfrute... por cuestiones de maridaje etimológico evidente, ¿no? Brindo por ello.

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